viernes, abril 25, 2008

: ATARDECER



: Sigilosa la tarde como siempre,
: acalla la vida y despierta el silencio,
: y entre las hierbas azotadas de soles,
: la oración de los grillos se enciende.
: .
: En los panales oran en enjambre,
: las abejas que vigilan sus mieles,
: a un susurro de la brisa vespertina,
: todo en reposos se detiene.
: .
: Entre la fragancia de hierbas y oraciones,
: surges avasallando el entorno que se duerme,
: nardo blanco que perfumas mis tristezas,
: azucena frágil serena y alegre.
: .
: Te viertes sobre mi luz apagada,
: sobre la palidez de la tarde dormida,
: cierras los rojos claveles que en mi alma
: se han abierto en esperas perdidas.
: .
: Te haces lamento en mis viejas llagas,
: y hoguera en mis frías soledades,
: escondedero si me asolan las tristezas,
: hambre y ansiedad en mis deseos.
: .
: Los grillos terminan sus rezos
: y las abejas sobre sus mieles se duermen,
: en el hechizo de la noche que me atrapa,
: tu respirar y el mió se confunden.
: fin

MAXIMILIANO.
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