sábado, octubre 18, 2008

PADRE

Padre,
ahora que ya no ves mi estatura,
ni te preocupa mi estructura de adolescente,
ahora que están vacías tus rodillas
y no cabalgan en ellas mi simiente…
 
Ahora padre,
que doblas las ultimas curvas del camino,
que tu paso firme se ha hecho vacilante,
ahora que el buril del tiempo ha tallado
el mapa de las edades en tu cuerpo.
 
Ahora, antes que sea tarde, vengo,
a poner sobre tu mesa mis ofrendas,
la gratitud de haber sido
la prolongación de tus manos,
la mirada presente de tus ojos,
disidente en la aventura inconclusa de un verano,
y camarada fraterno en los inviernos.
 
Traigo envuelta en la mirada,
las emociones asentadas en mis tardes reflexivas,
cuando me hizo falta el consejo justo,
y la ciencia cultivada en tus años,
cuando quedó inconcluso algún proyecto,
y mis brazos,
se aturdieron entre el frío y el cansancio.
 
Padre, ahora,
toma esta mano que es tu mano
estréchala en silencio,
para que escuches
como siempre supiste hacerlo,
como mi corazón te habla
en compases lentos.
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