lunes, noviembre 24, 2008

CRONICA EN DOS ACTOS

Primer acto


La jarra abierta escupe sus aromas,
una desojada flor que absorbe la fragancia
se empapa viciosa y se dobla,
como si embriagada perdiera la cabeza.

El pestañeo de un candil se refleja,
en las paredes verticales de la pieza,
palidecen las sombras tenebrosas
a los golpes temblorosos de la llama.

Sobre la mesa la jarra aun bosteza,
y la flor ya borracha más se inclina,
no se advierte en el encuadre, sino silencio,
mientras engendra sus larvas la tristeza.

De un rincón del recinto se levanta,
una anónima silueta que se inclina
sobre la superficie mugrosa de la mesa
bebe con angustia el brebaje de la jarra,
y se oculta en un rincón de la penumbra.

Segundo acto

Un reloj desangra el tiempo de la noche,
sobre la mesa la jarra está volcada,
el candil anémico ya no alumbra,
se hace más profundas sombras.

La flor inerte apunta hacia la mesa,
la silueta yace en el suelo derribada,
crujen largamente los maderos de la pieza,
nada late, paso la muerte… todo es nada.
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