lunes, marzo 29, 2010

CHILE, FEBRERO 28

Siento los vagidos de la tierra,
como queja interna
que tremola su piel envejecida.
Las aguas se redarguyen entre sí,
encabrestadas por las riveras, soberbias.
En la misma noche,
la luna como lámpara fantasma, cuelga
mirando indiferente los vagidos de la tierra.
Como animal que despierta y se sacude,
derrama pavores que estallan en la noche,
dejando que la luna argente las lágrimas
que ruedan anónimas .
El mar se ensancha por las costas
como la mano de naufrago que se estira
y se agarra de las moradas vacías
las arrastra,
destruye….
Calman los estertores
de la tierra,
y florecen llantos negros.
Aguas negras que vuelven a su cauce
arrastrando gentes.
Dolores negros
debajo del concreto.
Abismos negros
que se van llenando de ausencias y de muerte.

TU NOMBRE

Tu nombre sigue golpeando mi ventana,
como sombra sin origen,
como eco que viene de no se donde.

Acoraza la noche un frío intenso,
violento, desbordante,
corolario que cierra ciclos de silencios.

Ciertamente que permaneces,
como la profecía pendiente,
como la mollera que aguarda la corona.

Ciertamente que desboronas los prefacios,
y purgas los amaneceres oscuro,
asomando anónima y punzante.

Acreciento el deseo de olvidarte,
y multiplico por mil ahora las distancias,
para romper los hilos que te sujetan.

Declino, como mengua el arrecio de la noche,
como se desploma el cansancio sobre mi lecho,
en este sentir parcelado.

Descuelgo de mi corazón todo afán,
recojo mis bártulos y mi silencio,
y regreso, como si dejara de amarte.
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