lunes, diciembre 20, 2010

Desandares

Me abrevo en la sustancia oscura de tus ojos,
busco un punto de contacto entre tu deseo y el mío,
algo distinto a esa puerta que se abre,
con decir, la consabida palabra.
Madrugo en un amanecer diferente,
en un alba escueta
como un brote que asoma en medio del invierno,
para que lo asesine la escarcha.

Soy una bisectriz, atravesando ángulos,
rompiendo planos,
aguzando lo obtuso.
Un estropicio de silencio,
un ejido desvallado, hollado y desierto…

Los cuelmos vacían el vientre de la noche
aun así permanezco fuliginoso
casi oculto en la rivera de la penumbra.

Que si me empapó tu voz
como una baldada de agua;
que si el silencio fue cómplice
del disparo de tus ojos;
que si tus caderas bailadoras fueron
un deposito de miradas..
no lo sabré ahora
yo, solo transito
sin ver más allá que el horizonte oscuro
de tantas horas que viajan sin rumbo
mientras estadizo aguardo.

Y ya no quiero estar mas como ahora
bebiendo como un ebrio el licor de tus ojos,
para saberme perdido
sin brújula
frente a un destino que conozco tanto.

II
Arde el silencio en la casa
animal herido soy y parezco
la mano incólume que desata
el llanto enrollado en los umbrales de mis días
atraviesa de cuando en cuando mi memoria.

Busco otros portales queriendo huir de todo
aun, visito brocales húmedos y vaporosos
cargados de miasmas,
cada puerta es un escape,
cada hendija vacilante es un pasadizo
donde no me alcance
el deseo que te evoca largamente.

III
Me atrapa el último grito de tus ojos
la pupila quieta y lacerante
me debela,
me subyugan sin darme tiempo a la huida
como si fuera fácil desdecirse de las emociones
quisiera romper el muro que me encierra
atravesarte en un rápido movimiento
pero estas ahí, mirándome sin reservas
aportillando mis ideas
inquiriéndome las verdades que escondo
sabedora de todo lo que te aguarda.
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